- Suiza encabeza una iniciativa mundial para garantizar que la inteligencia artificial (IA) sea accesible a todo el mundo, independientemente del poder económico o político de los países
+ SN.- Tres proyectos piloto muestran en la práctica como la colaboración internacional puede acelerar la investigación en la IA, abordando uno de los problemas más acuciantes de nuestro tiempo.
Está ampliamente reconocido que la IA es una tecnología revolucionaria que puede impulsar avances rápidos en muchas áreas de la investigación científica, desde predicciones meteorológicas hasta la medicina o la energía. Pero también está el peligro de que los países ricos en recursos y las empresas puedan monopolizar la nueva generación de potentes ordenadores.
A pesar de dar la impresión de que está tardando en adaptar sus leyes para regular el uso interno de la IA, Suiza, en la escena internacional, recibe elogios por promover el intercambio de conocimientos y experiencias sobre IA en todo el mundo.
La iniciativa Red Internacional de Computación e Inteligencia Artificial (ICAIN, por sus siglas en inglés), que lidera Suiza, pretende poner en contacto proyectos científicos de países en desarrollo con los super ordenadores más avanzados y los mejores conocimientos de IA del mundo para crear condiciones de igualdad.
“Observamos un enorme desequilibrio de poder. En todo el mundo hay un puñado de empresas capaces de desarrollar modelos a gran escala, mientras que la mayoría del mundo no tiene acceso a este nivel de potencia informática”, reconoce Katharina Frey, subdirectora de Política Exterior Digital del Ministerio de Asuntos Exteriores suizo.
La red ICAIN —puesta en marcha en enero— apoya dos proyectos científicos en África y una iniciativa de IA con el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR). Cada proyecto tiene acceso a super ordenadores y personas expertas en IA.
La red ICAIN sigue de cerca el llamamiento de las Naciones Unidas en favor de un acceso igualitario a la IA. En un informe presentado en septiembre, la ONU apuntaba que ICAIN es un ejemplo de cómo las redes mundiales de IA que comparten recursos pueden promover objetivos de sostenibilidad. “Las economías avanzadas tienen tanto la capacidad como el deber de facilitar la creación de capacidades y estructuras de IA a través de la colaboración internacional”, dice el informe.
«Vemos cómo la IA está reconfigurando la guerra y el impacto directo que tiene sobre las personas civiles en las zonas de conflicto. La IA también presenta un potencial importante para mejorar el modo en que se presta la ayuda humanitaria”, admite Blaise Robert, que asesora en materia de IA a esta organización humanitaria.
“Necesitamos iniciativas que busquen alternativas a la actual economía política de la IA, dominada por un puñado de grandes empresas globales”, ha declarado Angela Müller, responsable de políticas de la ONG Algorithm Watch Switzerland.
“ICAIN no debería limitarse a centrarse en cómo cada vez puede utilizarse más la IA para promover la sostenibilidad o la justicia, sino también en cómo podemos hacer que la propia IA sea más sostenible y justa”, añadió.
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